Alteraciones del flujo vaginal y posibles infecciones

Las infecciones vaginales o vaginitis son motivo de casi el 80% de las consultas al ginecólogo y afecta a mujeres de todas las edades, tanto si son activas sexualmente como si no. Las cifras arrojan que más del 75% de las mujeres padecerán a lo largo de su vida una infección por hongos –candidiasis–, y que la mitad de estas sufrirá más de un episodio de infección.

Por ello es muy importante que cada mujer observe el aspecto de su flujo vaginal, su color, su olor y textura, ya que cualquier cambio podría ser indicativo de algún problema y se debería acudir al ginecólogo para que paute el tratamiento más adecuado.

¿Qué es el flujo vaginal?

El flujo vaginal lo forman las secreciones propias o que se derivan de la vagina de la mujer; son producidas por las glándulas del cuello uterino estimuladas por estrógenos. Normalmente, de aspecto transparente, sin olor, aunque puede variar su coloración a blanquecino o amarillento al contacto con el aire.

Su presencia, sobre todo en el periodo de fertilidad de la mujer, es normal en cierta cantidad para que la vagina esté hidratada y nutrida, además de protector de infecciones. Al llegar la menopausia, al empezar a disminuir las hormonas también se reduce el flujo vaginal y, por tanto, se genera la sequedad vaginal.

¿Cómo es el flujo vaginal habitualmente?

Su aspecto varía según el ciclo menstrual, por lo que durante la ovulación puede ser más espeso. Pero lo habitual es que sea transparente, de aspecto fluido, carente de olor y con un pH ácido, inferior a 4,5.

Asimismo, durante la etapa del embarazo puede que la gestante experimente un aumento de la cantidad del flujo vaginal, pero con el mismo aspecto normal.

El flujo vaginal o moco vaginal puede variar de consistencia, color y olor. Su modificación se deriva, por lo general, de los propios cambios hormonales, los ciclos menstruales, la excitación sexual, la llegada de menopausia con la reducción de estrógenos.

La consistencia puede presentar un aspecto líquido, pastoso o espeso. En cuanto al color, este puede ir desde el blanco, amarillento, verdoso, turbio, sanguinolento.

Respecto al olor, puede haber ausencia del mismo, ser normal o dar una sensación maloliente.

Cambios del flujo vaginal para estar alerta

En el supuesto de que se observe un cambio repentino de la consistencia, el color y el olor del flujo vaginal, o que la cantidad se incremente o disminuya de manera significativa, es motivo para estar alerta, ya que podría significar que existe una infección vaginal.

Síntomas y tipos de infecciones vaginales

Los principales síntomas que advierten de la presencia de infecciones vaginales son el picor o ardor vaginal, cambios en el olor, una secreción diferente a la habitual, dolor o quemazón al orinar e irritación tras mantener relaciones sexuales.

Respecto a los tipos de infecciones que se presentan están la vaginosis bacteriana, la candidiasis vaginal, la tricomoniasis, la clamidia y la gonorrea.

La vaginosis bacteriana es una inflamación que causa el excesivo incremento de las bacterias que de manera natural están en la vagina, alterando el equilibrio habitual de la zona. Causa un flujo de color grisáceo y un olor como de pescado que crece tras las relaciones sexuales.

Una de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) más común es la tricomoniasis, que la causa la infección que transmite el parásito protozoario denominado Trichomonas vaginalis. Sus síntomas son variables y quienes la padecen, a menudo, desconocen que están infectados. Su presencia se caracteriza por un mal olor, secreción de color amarillo-verdoso, picor intenso e irritación vulvar.

En cuanto a la candidiasis vaginal, se trata de una infección derivada de diferentes tipos de hongos cándida, que se encuentran de manera normal en la flora del intestino y de la vagina. La infección se produce cuando estos hongos se reproducen de manera acelerada.

Los síntomas más frecuentes son ardor genital, picor, molestias al orinar, la vulva se enrojece, molestias en las relaciones sexuales y, en esta caso, el flujo vaginal se muestra de aspecto blanquecino, similar al yogur.

La sintomatología de la clamidia puede aparecer varias semanas después de mantener relaciones sexuales con una persona infectada por la bacteria Chlamydia trachomatis. En este caso, el flujo vaginal es amarillento y su olor es fuerte. Además, produce dolor en la vagina y ardor al orinar.

Otra de las ITS es la gonorrea y afecta tanto a hombres como a mujeres. En las mujeres se produce un aumento del flujo vaginal, hay dolor al orinar, puede aparecer sangrado vaginal y dolor abdominal o pélvico.

Revisiones ginecológicas anuales

Como s e ha apuntado, las infecciones vaginales son una de las principales motivos de la visita a la consulta al ginecólogo. Además, hay que tener en cuenta que muchas de estas infecciones no presentan síntomas y son descubiertas al realizarse la citología o durante la exploración ginecológica.

De ahí la importancia de que desde el inicio de las relaciones sexuales o a partir de los 20 años, las mujeres se hagan una revisión ginecológica al año, para prevenir posibles patologías ginecológicas. Además, también se debe acudir cuando se sienta picor vaginal, irritación, ardor, se observe un flujo vaginal anormal que pueda derivar en una infección.

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