Chequeo Urológico

¿Qué es un chequeo urológico masculino?

Es un reconocimiento general rutinario del aparato genitourinario del varón que consta de diversas pruebas médicas, que el urólogo solicita para diagnosticar y tratar los problemas del sistema reproductor y sexual masculino así como los relacionados con la micción.

Todos los varones mayores de 50 años deben acudir anualmente a la consulta del urólogo para hacerse un chequeo urológico completo. En los casos de antecedentes familiares de cáncer de próstata, se recomienda comenzar a los 40 años de edad. Por supuesto, se tenga la edad que se tenga, los varones no deben tardar en acudir al urólogo ante la aparición de cualquier molestia en la micción o relacionada con el aparato reproductor.

¿Qué molestias pueden motivar una consulta al urólogo?

Entre otros, la presencia de dolor o quemazón al orinar; chorro urinario débil; escapes involuntarios de orina (incontinencia); necesidad repentina de orinar (urgencia miccional); orinar de forma frecuente, especialmente por la noche; dificultad y retraso al inicio de la micción; micción entrecortada o prolongada; dolor en la zona lumbar o abdominal baja; dolor e hinchazón testicular; presencia de sangre en la orina; presencia de sangre con el semen; incurvación del pene; alteraciones en la erección o en la eyaculación o problemas de fertilidad.

¿Para qué se hace una historia clínica previa?

Las pruebas del chequeo urológico varían de un paciente a otro. Por eso, el paso previo imprescindible es elaborar una historia clínica detallada: el urólogo hace una serie de preguntas al paciente para ver si existen síntomas, determinar cuál puede ser su origen y decidir el conjunto de pruebas diagnósticas que se van a realizar.

¿Cuáles son las pruebas más frecuentes?

  • Exploración física: El urólogo realiza una exploración del abdomen, del área de los riñones y de la vejiga, así como del pene, escroto y testículos. Por su importancia, destaca la exploración de la próstata mediante un tacto rectal, una prueba indolora que se realiza en unos segundos. El tacto rectal no sirve aisladamente para detectar el cáncer de próstata en fase precoz, pero en combinación con el PSA ofrece información muy fiable.
  • Ecografía urológica: Es útil en caso de que existan molestias miccionales significativas u otras circunstancias clínicas que lo aconsejen. Existen distintas modalidades, como la ecografía transrectal de la próstata, que posibilita la realización de una biopsia prostática si hay indicios de cáncer de próstata), o la ecografía testicular, que se realiza si hay sospecha de tumores testiculares.
  • Flujometría miccional: El paciente tiene que orinar en un inodoro portátil para mide la cantidad de orina eliminada en la micción, la duración de la micción, el pico de flujo miccional máximo (máxima fuerza del chorro) presentado y el valor medio del flujo en la micción. Con esta prueba, el urólogo puede sospechar la presencia de una obstrucción en la salida de orina desde la vejiga o una debilidad en la contracción del músculo vesical.
  • Análisis: Además de un análisis del sedimento urinario –para detectar si hay sangre en la orina o infecciones urinarias o patologías más graves como un tumor renal o de vejiga– y de una determinación de la creatinina en plasma – que permite saber si los riñones funcionan bien– es muy importante la determinación del PSA, una proteína producida por las células epiteliales de la próstata que aumenta su nivel en sangre cuando hay células tumorales prostáticas.

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